EL DESARROLLO DE LAS INDUSTRIAS EN COLOMBIA
ENTRE
LOS ANOS 1960. 1990
Comenzando
la década de los sesenta, Coltejer y Fabricato instalaron los primeros equipos
electrónicos marca IBM, entrando la industria del país a la era de la
automatización y de la computación. Otra empresa, Babaria, por esos mismos años
también, había dado el paso a la moderna computación.
Con la Ley
81 de 1960, de reforma tributaria, se estimuló mediante exenciones tributarias,
apoyo crediticio y cambiario, el desarrollo de sectores específicos, como el
metalmecánico o el de papel. A su calor surgieron empresas como Incolma, en
Manizales; Vanylon, En Barranquilla; papeles Nacionales en Pereira; Herragro,
en Manizales; Laminaco en Medellín, o Propal, en Cali.
A partir de 1962, la industria se encamina hacia la
diversificación, creando empresas en el
sector de los químicos. Por primera vez se produjeron cloruro férrico, peróxido
de hidrógeno, celofán, ácidos grasos, resinas fenólicas, amoniaco, ácido
nítrico, fertilizantes nitrogenados, y bisulfuro de carbono. También fueron
considerables los ensanches en el sector metalmecánico, que empezó a aplicar
una alta tecnología para ponerse en situación competitiva en los mercados
globales.
En 1963
inició operaciones Pulpapel, en la zona Industrial de Yumbo, con la
participación del IFI, Cartón de Colombia y Container Corporatión of América,
fabrica que se dedicaría a la producción de pulpa a base de maderas tropicales.
Las
deficiencias financieras de la industria nacional, facilitaron la intervención
del capital externo, es así que en 1965, la empresa norteamericana Chrysler,
que adquiriere el 60% de las acciones de Colmotores y empieza a ensamblar
automóviles
Dodge.
La industria
textil introdujo entre otras innovaciones técnicas el telar sin lanzadera, que
aumentaba extraordinariamente la productividad del trabajador y así pudo
mantener, durante los años sesenta su capacidad de competir internacionalmente.
La
modernización del sector siderúrgico modernizó con la creación de la
Sideruúrgica del Pacífico, Sidelpa, en Cali, y Forjas de Colombia, en
Bucaramanga, ambas en 1961, proceso que continuó con ensanches, y nuevos
procesos productivos en Simesa, que desarrolló un proceso autóctono de
fundición de hierro modular, y en Paz del Río, que pareció vivir tiempos
mejores.
La industria
cementera también se diversificó con la
creación en 1961 de Carburo de Colombia y de una planta de polivinilo en
Cajicá, Cundinamarca, por parte de las
empresas Argos, Caribe, Nare y el Cairo.
El suceso
más relevante referente a las industrias
químicas fue la creación de la ciudadela industrial de Mamonal, donde empezaron
a concentrarse desde la década del sesenta empresas como la Petroquímica
Colombiana, Abocol, Dow colombiana, Cabot, Polímer S.A., Daniel Lemaitre y
Compañía, y la Planta de Soda.
Vale la pena
decir también que en la década de 1960 comienza la tendencia hacia la
concentración de la producción industrial en unas pocas firmas. Entre los casos
más dicientes tenemos el de la producción de cervecera que era realizada por cinco firmas en 23 plantas;
un sola firma, Babaria, con 16 plantas
realizaba el 68% de la producción bruta nacional; la industria del cigarrillo
tenía una firma, Coltabaco, que con 7 plantas originaba el 88,3% de la
producción y en la fabricación de papel y cartón, dos compañías, Cartón de
Colombia y Propal, realizaban el 86,5% de la producción.
La gran
acumulación del capital industrial dio lugar a la centralización del mismo
capital y de esta manera el control de las empresas pasó a un número menor de
propietarios, cuya manifestación más clara a finales de los sesenta fue el
surgimiento de los llamados conglomerados. Hacia 1968, Coltejer, Babaria,
Garasco, Intercol, Nestlé, Celanese, Philips y Grace eran ya típicos
conglomerados.
Coltejer
inició temprano su centralización mediante la absorción de Rosellón y Sedeco:
En 1959 absorbió Fatesa y la convirtió en Coltehilos; En 1961 fundó Furesa, que
comenzó a fabricar telares, y en 1965 Futec; en 1963 creo Delmaíz y en 1965
Industrial de Yuca; Finalmente, organizó Polímeros Colombianos, en 1964, y
Textiles Rionegro, en 1969. Babaria, en la que cada vez era más importante el
dominio del grupo Santo Domingo de la costa Atlántica, había llegado al campo
inmobiliario con Edificadora San Martín, y al metalmecánico con Unimetal.
Los bancos
comenzaron a comprar empresas industriales, pero también estas últimas entraron
a dominar y a poderarse de bancos. Por Ejemplo, desde 1963, Cementos Samper,
agobiado por los costos laborales y con dificultades financieras para renovar
sus equipos. Decidió entrar en la actividad financiera aumentando su
participación en el Banco de Colombia y comprando su participación en Seguros
Bolívar. Poco después, ante el éxito alcanzado, compró acciones en el banco de
Bogotá, vendiendo las del banco de Colombia.